viernes, 20 de febrero de 2009

YO LE PIDO A SAN JAURETCHE...


Para los Caniches más jóvenes, o “teen-caniches”, vale aclarar que Arturo Jauretche* fue un lúcido pensador, escritor, ensayista y político, comprometido a fondo con sus ideales y con la causa nacional. Don Arturo popularizó palabras que definen actitudes políticas, como “oligarca” o “vendepatria”, términos con mucho mayor impacto y gravitación que “buen finde” o “enchastro” (leit motiv del “Torito” De Angelis, primer ideólogo que piensa con el bolsillo y habla con el ojete, como ya se ha especificado anteriormente desde estas páginas).

A 45 años de publicada, una de las obras más destacadas de Jauretche, “El medio pelo en la sociedad argentina”, cobra más vigencia que nunca, en momentos en que los patriotas sojeros del Campogarca, apuntalados por la Nueva Unión Democrática, amenazan con efectuar un nuevo lockout patronal, para que no se les escape ni un grano, que bien guardado lo tienen.

Ya resaltaba Don Arturo Jauretche, desde aquellas páginas,
“la miopía de los hombres que desde 1853 han pasado en nuestra historia como los grandes visionarios del destino nacional y también el proceso por el cual los continuadores de aquellos ‘chicatos’ ilustres se empeñan en ponerle al país las anteojeras que le impiden encontrar su verdadero camino, pues lo que en aquellos fue miopía en éstos es un estado de conciencia que resulta de la fusión de la estructura de sus intereses actuales con el mantenimiento de nuestra tradicional estructura económica”.

Y continúa Jauretche en “El medio pelo…”:

LOS “PROGRESISTAS” DEVIENEN ANTIPROGRESISTAS

(…) “En 1956 el Dr. Ernesto Hueyo, ex ministro de la Década Infame y personaje representativo de su clase, sostiene en un artículo de ‘La Prensa’ que el país tiene exceso de población y sólo se le ocurre una solución: que emigre el excedente de argentinos innecesario para la economía pastoril. En 1966 el presidente de la Sociedad Rural, Sr. Faustino Fano –un nuevo incorporado a la alta clase– expresa el pensamiento de la misma diciendo en el habitual banquete de la prensa extranjera –donde los primates del país van a dar examen de buena conducta e higiene mental– que la población conveniente a la República está en la relación de cuatro vacunos por cada hombre. Ajustándonos al cálculo de este último, y partiendo de una existencia presumible de 45 a 50 millones de vacunos, hoy no debería tener más de 12 millones de habitantes. Si tiene 25 millones, se ha excedido en el 100 por ciento. (…)

“Y lo terrible es que tiene razón si el esquema económico argentino ha de ajustarse al destino que le tienen reservado al país los que se creen sus dirigentes por derecho propio, los que habitualmente sacan al Ejército de sus cuarteles, los que habitualmente vuelven a meterlo en los mismos y los que ponen al frente de la economía a los expertos profesionales que se turnan en su dirección. (…)

“En 1914 el país ha llegado al límite potencial de su riqueza agropecuaria. (…) Todo lo que el país avance sólo dependerá de la expansión del mercado interno –de lo que el país sea capaz de producir y consumir para sí, es decir, de la diversificación de la producción y el alza de los niveles de consumo generada por el desarrollo de las fuerzas internas, de la producción al salario–, de su capacitación para integrar una economía nacional que no repose en los saldos del comercio exterior. (…)

“Ese problema de población que preocupa a Hueyo y a Fano, la eliminación del excedente de 13 millones de habitantes, sólo tiene dos soluciones: el genocidio, que puede consistir en el no te morirás, pero te irás secando de un pueblo condenado a la miseria endémica, que además facilite mano de obra barata para complacer con el bajo costo ‘el mercado tradicional’, o tomar el Toro por las astas –el toro o el dueño del toro– y marchar hacia la integración de la economía.

Para un argentino no hay otra alternativa que la segunda solución en lo inmediato. En lo mediato, volver a la expansión internacional, pero con la producción y los mercados diversificados.”

AVANCES Y RETROCESOS

“Desde 1914 estamos en eso: en la lucha del país nuevo y real con el país viejo y perimido, que para vivir él impide el surgimiento de nuestras fuerzas potenciales. Es un andar y desandar continuo; un avanzar tres pasos y retroceder dos. (…)

“Las dos grandes guerras, la de 1914 y la de 1939, y la neutralidad mantenida a pesar de todas las presiones, rompieron en dos oportunidades críticas el esquema agroimportador y dieron lugar a un incipiente desarrollo industrial en la primera, que tuvo carácter mucho más, definido y profundo en la segunda. Las condiciones históricas favorables fueron relativamente acompañadas en la primera oportunidad, por el gobierno de Yrigoyen (…) y el primer reconocimiento de los trabajadores como fuerza dinámica de la realización argentina en la segunda, desde la política inicial de Castillo (…) a la decidida y enérgica política de Perón (…) con la efectiva acción de los trabajadores que, con la lúcida conciencia de su papel, ocuparon el lugar vacante de la burguesía en la conducción nacional, pues la burguesía que surgía entonces, al amparo de condiciones favorables, tampoco tuvo conciencia de su valor histórico ni de la línea política de sus intereses." (…)

“No se trata aquí de hacer el análisis de la política económica del gobierno caído en 1955. Sólo bastará con decir que, cabalgando la única tentativa de política económica nacional en gran escala después del precario ensayo que pudo hacer Rosas. (Ésta analogía que quiso ser injuriosa resultó un cumplido y lo resultará cada vez más a medida que se vaya conociendo la historia verdadera de las “Tiranías Sangrientas” y la de sus adversarios). El establecimiento de prioridades, la concentración de la banca y el manejo de las divisas para proyectar sus recursos sobre las mismas, el manejo del comercio de exportación y el control de la infraestructura económica y la paralela redistribución de la renta, con la consiguiente promoción social del país, son caminos que habrá siempre que recorrer, corrigiendo errores, perfeccionando aciertos y aportando nuevas soluciones y perspectivas, porque son los únicos caminos posibles de una integración económica nacional.” (…)

“Hubo permanentemente una falta de proporción entre el volumen de la producción y las bases sociales de la misma: se llamó Gran Argentina –esa que añora nuestro ‘medio pelo’ como una supuesta Jauja de ayer– a una imagen puramente crematística desvinculada con los resultados sociales del esfuerzo productivo, en la que las estadísticas de la riqueza general no se corresponden con la de la riqueza social, que es la que determina la grandeza o la pequeñez de una Nación. (..) Es que la famosa ‘canasta de pan del mundo’ se organizaba cuidando que quedara poco aquí para que el abastecimiento fuera barato en la metrópoli. Sólo un mínimo costo de producción, el imprescindible para que viviera la ‘gallina de los huevos de oro’ en la época en que nos recuerdan con los saldos de exportación, ignorando los faltantes del consumo interno.” (…)

“Alguien ha dicho que la única reforma agraria que había habido aquí la hicieron la Bute Montmartre y los joyeros y modistos de París, pues proviene de los que derrocharon sus patrimonios en Europa, vendiendo sus campos.

Hubo otra que fue la Ley de Arrendamientos de Perón, que expropió gran parte de la renta de los terratenientes en beneficio de los chacareros y tomó, con el I.A.P.I., los beneficios del exportador y los destinó al desarrollo más integral de la economía y a las subvenciones destinadas a mantener el bajo costo de vida.

De todos modos, gran parte del sector arrendatario pudo así capitalizarse y ser hoy propietarios del predio que ocupan. Lo malo es que, a lo mejor, ahora lo está explotando a través de otro…”

* Nació en 1901 en Lincoln, provincia de Buenos Aires. En Chivilcoy participó de las luchas estudiantiles por la Reforma Universitaria de 1918. Posteriormente comulgó con el nuevo modelo de integración social promovido por la UCR, incorporándose al sector de Hipólito Yrigoyen. Durante la Década Infame se volcó a la lucha callejera, combatiendo a mano armada junto a la insurrección y protagonizando una intensa actividad política. En 1933 participó del alzamiento de los coroneles Roberto Bosch y Gregorio Pomar en la provincia de Corrientes. Tras ser derrotados, cayó preso. La disparidad de criterios entre Don Arturo y el radicalismo alvearista propiciaron el nacimiento, en 1939, de la agrupación política FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), que desarrolló los lineamientos del nacionalismo democrático. Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), sostuvo desde FORJA la posición de neutralidad. Luego del golpe militar del ‘43, FORJA dio por satisfechos sus objetivos y se disolvió en 1945, año en que Jauretche se sumó al peronismo. Concretada la Revolución Fusiladora, fundó el periódico “El Líder” y el semanario “El ‘45”, que le valieron el exilio en Montevideo. A fines de la década del 50 y durante los años 60 desarrolló una intensa actividad como escritor. Así nacieron “Política nacional y revisionismo histórico” (1959), “Los profetas del odio y la yapa” (1957), “Prosas de hacha y tiza” (1960), “FORJA y la década infame” (1962), “El medio pelo en la sociedad argentina” (1966) y “Manual de zonceras argentinas” (1968). En 1972 publicó el primer volumen de su obra autobiográfica, “De memoria. Pantalones cortos”, que quedó inconclusa. Falleció el 25 de de mayo de 1974, “San Jauretche”.

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