viernes, 3 de abril de 2009

La Triple A: Alianza Agraria Antiperonista

Por Claudio Díaz

Theobald es una pequeñísima localidad santafesina donde hay más soja que gente: apenas viven 158 personas. El paraje, que recuerda el nombre de un lord que integró entre 1880 y 1892 el directorio de los ferrocarriles ingleses instalados en nuestro país, está considerado por las revistas especializadas en asuntos agrícolas como parte del corredor más fértil y rico de toda América. Objetivamente, el primer fin de semana de marzo de este 2009 allí tuvo lugar la mega muestra campestre que los diarios Clarín y La Nación organizan en forma conjunta desde 2006. Pero desde el punto de vista político, social y económico, en ese encuentro terminó de confirmarse el romance del sector más anti-industrial (y por lo tanto antinacional) de la Argentina con un clase política domesticada para ser su sirvienta.

El noviazgo se había iniciado hace un año, tuvo picos de alta intensidad amorosa durante casi todo el 2008 y podría decirse que culmina en relación de pareja estable y duradera el pasado jueves 12 con una suerte de luna de miel en la ciudad de Córdoba, en una carpa blanca e inmaculada que suele llenar el cuartetero Carlos “La Mona” Jiménez para cantar, entre otros hits, aquello de “beso a beso, me enamoré de ti…”. Los prometidos que le dan vida a esta alianza ya pusieron fecha de casamiento: Junio. Y la idea es hacer la fiesta (tirando arroz, por supuesto) en Palermo Soja.

La Triple A tiene un proyecto de vida en común: hacer de la Argentina una estación colonial de abastecimiento alimenticio. Una gran góndola para que los insaciables del mundo capitalista se lleven todo lo que quieran. Eso supone recibir muy buena plata, apuntan los instigadores. Y de paso alimentar a muchos pueblos, porque son muy humanistas estos nuevos progres del liberalismo. Podemos darle de comer a 300 ó 400 millones de hermanos, dicen. Ahora, que en la Argentina haya un montón que no reciba ni un plato de sopa por día no les mueve un pelo… Dediquémonos a sembrar, insisten. Y que en lugar de industrias vuelvan las canchas de paddle o pongan más shoppings. No hagamos heladeras, cocinas, tractores, bicicletas, coches, computadoras… Compremos todo afuera. Lo importado es más cool, ¿vieron?

La Triple A tiene padrinos: las grandes corporaciones que hoy controlan el gobierno mundial y pretenden asignarle a la Argentina un papel menor, un bolo se diría, en el gran teatro planetario: su especialización como eslabón para la cadena alimentaria. Por eso los grandes jugadores de la liga agraria mundial (Bunge, Cargill, Dreyfus, Monsanto, Nidera) se encargarán de comprar los anillos que hagan falta para sellar el matrimonio.

La Triple A tiene Iglesia y monaguillos. Y un coro de ángeles que todos los días, por radio y televisión, o desde los diarios y las revistas, ensaya las alabanzas hacia el Dios mercado. Los sermones están a cargo de dos hermanos libertinos que habiendo servido fielmente a San Carlos de Anillaco y a San Eduardo de Lomas de Zamora, ahora besan los pies de la Gran Logia de Clarín. Uno es Jorge Castro, columnista del suplemento rural que ya en 2004 tuvo la honestidad brutal de plantear en el diario el único camino de redención posible: “Un país emergente no elige hoy el tipo de industria que puede desarrollar. En la fase actual de la globalización, las características de la industria en un país emergente como la Argentina las establece el mercado mundial” (Clarín, 16 de febrero de 2004). Para agregar más adelante que el camino del “desarrollo” argentino debe pasar “por su especialización en el rubro agroalimentario”. El otro sermoneador es Héctor Huergo, hombre vinculado a la multinacional Monsanto y fuerza de choque del grupo. El año pasado, el director del suplemento rural supo cómo sembrar el terreno. En la edición del 22 de marzo de 2008, es decir, cuando se cumplían 12 días del paro extorsivo agrofinanciero, establecía que “el campo fue provocado y ahora reacciona como debe”, para añadir que “los productores saben que esta pelea va para largo y por eso deben prepararse”. Como si alentara a su tropa de terratenientes a avanzar contra el enemigo a paso redoblado, esta misma semana (jueves 12) Huergo escribió en Clarín: “El aniversario encuentra nuevamente al campo listo para una nueva batalla...”.

La Alianza Agraria Antiperonista es un adefesio político, pero los medios “independientes” humanizan tanto sus nobles propósitos que cuando llegue octubre algunos sectores de la tilinguería seudo informada van a querer votarlos creyendo que representan sus intereses, porque son personas de bien que buscan ayudarlos para salir de este espantoso momento populista.

No estaría mal, sin embargo, advertirle a la gente con qué se va a encontrar en el cuarto oscuro: un espantajo que mete miedo porque en su conformación antinatural y fantasmagórica tiene…

El cerebro criminal de Mariano Grondona. El entretejido liberal de José Manuel de la Sota. La frente amplia de un progresista y masón como Rubén Giustiniani. La nariz corva y traidora de Julio César Cleto Cobos. Los ojos fríos y mezquinos de Domingo Cavallo. Las orejas trilaterales de José Alfredo Martínez de Hoz. Las patillas de cotillón de Carlos Menem. El bigote garca de Felipe Solá. La boca de avaricia y gula de Hugo Biolcatti. La barbilla diabólica de Joaquín Morales Solá. La sonrisa de hiena de Ricardo López Murphy. Los dientes de conejito inocente de Ernesto Tenembaum. Los colmillos chupasangres de Mauricio Macri. La lengua viboresca y venenosa de Elisa Carrió. El chirrido de voz histérico de Magdalena Ruiz Guiñazú. El cuello tatuado al estilo tumbero de Francisco de Narváez. La caradurez religiosa del rabino Sergio Bergman. El semblante estúpido y pacato de Gerardo Morales. Los gestos de puchero de chico travieso de Alfredo De Angeli. La impostura de guapo trosko de Eduardo Buzzi. Las bufonerías efectistas pero sin gracia de Luis Juez. El manejo fúnebre y sepulcral de Carlos Reutemann. Los travestismos místicos de los hermanos Rodríguez Saa. La impúdica cintura política para acomodarse de Patricia Bullrich. La pequeñez del reducidor de cabezas Eduardo Duhalde. Las deposiciones cloacales de Mirtha Legrand. La barriga llena de nuestra oligarquía. Las manos largas del imperialismo y su gobierno mundial. Las patas cortas de la mentira.

Esta es la nueva Triple A de la Argentina. León Gieco diría que es un monstruo grande y pisa fuerte sobre toda la inocencia de la gente. Y nosotros decimos que podrán disfrazarse de mil maneras, maquillarse y producirse para el gran show mediático, pero se desintegrarán como otras tantas uniones democráticas, juntas consultivas o militares, alianzas y coaliciones… Hace más de 60 años que no pueden con el cuerpo y alma del peronismo.

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