miércoles, 9 de septiembre de 2009

OTRA PONENCIA CANICHE

¿Se escucha? ¿Se escucha? Qué bueno poder difundir la voz, que se amplifique. Parece tan fácil este proceso, tan simple, pero no lo es para los argentinos. Muchos de nosotros no podemos difundir nuestra voz, estamos silenciados desde hace más de 30 años, y luego de una dictadura sangrienta, nos sacaron la posibilidad de transmitir lo que pensamos. Estamos regidos por una ley impuesta por genocidas que no solo nos privaron de hablar, sino también de pensar, de actuar, de vivir.

Una vez finalizado este ignominioso proceso dictatorial, sus beneficiarios –porque si sacamos de contexto que esta dictadura no solo produjo muerte sino que también vino a signar la economía de esta nación, y hubo grandes ganadores– incluyen a los Dueños de la Palabra. Sí, es así, en este país la palabra tiene dueño, desde el arrebato perpetrado en marzo de 1976, hasta hoy, las palabras tienen propiedad, y ése es el núcleo de la lucha en esta etapa democrática.

Fueron ellos los continuadores de las prácticas execrables, pero ahora, con nuestra posibilidad de expresarnos, nos secuestraron la palabra, la torturaron, la maniataron, la asesinaron. Y nos dijeron, y nos dicen, cuáles podemos usar y cuáles no. Nos dictan día a día desde los micrófonos y las pantallas, cooptados por algunos monopolios y oligopolios de la información, qué es lo que debemos pensar y decir.

Pero este período de oscurantismo comunicacional comienza a ver su colofón. Y no podía ser otro gobierno que éste, el que impusiera en el debate la necesidad de democratizar las voces, una discusión que lleva 26 años. Muchos nos han precedido en esta lucha. Muchos de los que intentaron imponer esta tarea fueron muertos y desaparecidos. Si los nombramos y los tenemos presentes, siempre, que les quede claro, no nos escondemos detrás de nadie. La mejor forma de llevar adelante su lucha y continuarla, es terminar con este apéndice dictatorial, que es esta vetusta ley de radiodifusión de Videla y Martínez de Hoz.

Claro está, esta batalla no se gana fácilmente. Digo que la palabra tiene dueño, o dueños, que no están dispuestos a ceder sus privilegios, ya que su poder se sustenta en la ausencia de voces diferentes. Los grandes medios de información son los nuevos dictadores en democracia. Como dijo nuestra Presidenta, desde la apropiación ilegal de la planta de Papel Prensa, historia que relató “Miradas al Sur”, un diario independiente, en el artículo “Papeles manchados”: “El brindis con champagne entre el dictador y la directora de Clarín en agosto de 1978 fue la coronación de un vínculo cuidadosamente elaborado. El diario de mayor tirada fue un celoso vigilante del método de desaparición de personas y un escriba inteligente de por qué Martínez de Hoz era el defensor de los intereses nacionales. A cambio, junto a La Nación y La Razón, se quedó con Papel Prensa. Pagaron ocho millones de dólares lo que valía 250. Es la única planta elaboradora del papel con el que se hacen los diarios. Un privilegio que Clarín acrecentó al quedarse con las acciones de La Razón”. Me pregunto, y hago extensiva la pregunta a todos: ¿cuándo se investigará este crimen?

Ese hito es el origen de este monstruo que hoy maneja casi la mitad de la información que se difunde. No podemos olvidarnos de la década del 90: un Estado ausente, y la desregulación de la economía, al amparo de una política neoliberal impuesta desde organismos internacionales, fueron incubadora para estos obturadores de la verdadera información, que adquirieron medios radiales y televisivos, además de nuevas tecnologías, como la TV por cable. Nada escapaba a ese filtro informacional. El “si yo no lo muestro no existe”, método extorsivo si los hay, es el nuevo modo de “desaparecer”. Nos hicieron desaparecer la realidad, y quisieron hacernos creer que vivíamos en el Primer Mundo, qué falacia.

Pero estos dueños cuentan con un puñado de gerentes que resguardan sus intereses. Son los que defienden con ahínco los oligopolios. Claro, no quieren caer en esa trampa. Si las pantallas no los muestran, no existen. Son los que nunca dieron el debate; es más, nunca se animaron a darlo, lo ningunearon, como los medios ningunearon los debates y foros desde marzo. Esos 24 foros por todo el país, una maniobra clara. Volvemos a lo mismo: “no lo muestro, no existe”.

Existe el proyecto. Se discutió, se debatió y llegó el momento de aprobarlo. Este es el momento, porque la democracia argentina se debe poner los pantalones largos. Y la primera en ponérselos es nuestra Presidenta, quien nos empuja para que apuntalemos, como venimos haciendo, el debate. Por este mandato, señores legisladores, este Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual debe transformarse en norma, enterrando no sólo una letra manchada de sangre, sino la libertad de extorsión de los grandes multimedios.


Caniche Julián

1 comentario:

Volvemos a dejar libre la posibilidad de comentarios. Estuvimos obligados a moderarlos por la cantidad de trolls que intentaban desvirtuar el debate. Pero bueno, preferimos que sean ustedes mismos los que, coincidan con nosotros o no, pero perticipan de buena leche; quienes ignoren a los tontos o maquinas de ensuciar, hasta que eliminemos su mugre.