viernes, 16 de agosto de 2019

Hoy es el día del niño en Paraguay



La guerra de la triple infamia

La Batalla de Acosta Ñu fue un enfrentamiento que ocurrió durante la Guerra de la Triple Alianza, el 16 de agosto de 1869, 20 000 hombres de la triple alianza lucharon contra fuerzas paraguayas constituidas por 500 soldados veteranos y 3500 niños. Rosas se solidarizó con lo que vendría y le envió el Sable Corvo de San Martín a Solano Lopez como un gesto de solidaridad y diferenciamiento ante lo que nuestro Estado liberal haría en nombre del pueblo Argentino. Años después Perón devuelve los trofeos. La línea historia de hermandad es tan clara como la mano del imperio británico en estos conflictos.

No es una celebración festiva. La Batalla de Acosta Ñu o De los Niños, la última de las grandes batallas de la Guerra de la Triple Alianza que se desarrolló entre 1864 y 1870, fue uno de los episodios más crueles y sangrientos de aquel conflicto.

El 16 de agosto de 1869, 20 mil soldados brasileños acompañados por el Ejército Argentino enfrentaron a las diezmadas tropas del Mariscal Francisco Solano López conformadas en su gran mayoría por niños paraguayos de entre 6 y 14 años. Los aliados ya habían ocupado Caacupé, destruido los hornos de fundición de hierro de Ybicuy, asolado Piribebuy y continuaban avanzando quemando las poblaciones que encontraban a su paso, violando a las mujeres y degollando a los ancianos y heridos.

El General paraguayo Bernardino Caballero se alejaba del lugar con los pocos soldados que le quedaban y su ejército de niños empujando carretas cargadas con municiones y alimentos. Al llegar al paraje denominado “campo de Acosta Ñu” quedaron atrapados en el terreno y rodeados de enemigos. Los chicos disfrazados con barbas postizas realizadas con chala de maíz, con fusiles hechos con palos de madera intentaban parecer a la distancia “un ejército bien preparado”.

La Caballería del Imperio brasileño al advertir que solo eran niños los que combatían, arremetió con fiereza y crueldad, degollando y acuchillando aquel “ejército de inocentes”.

Abrazados a las rodillas de sus asesinos gritaban llorando por su vida. Al caer la tarde y cuando la batalla estaba terminada las madres de los niños paraguayos salieron de la selva para rescatar los cadáveres o socorrer a los pocos sobrevivientes. Fue en ese momento que el Conde D´Eu al frente de las tropas de la Triple Alianza ordenó el exterminio, prender fuego los pastizales del campo de batalla quemando vivas a las madres y a los heridos caídos. Más de 3 mil niños murieron en esa batalla, solo 46 soldados brasileños.

El historiador Julio José Chiavenatto escribió: “El Conde D´Eu mandó a hacer cerco del hospital de Peribebuy, manteniendo en su interior los enfermos – en su mayoría jóvenes y niños – y lo incendió. El hospital en llamas quedó cercado por las tropas brasilera que, cumpliendo las órdenes de ese loco príncipe, empujaban a punta de bayoneta adentro de las llamas los enfermos que milagrosamente intentaban salir de la fogata. No se conoce en la historia de América del Sur por lo menos, ningún crimen de guerra más hediondo que ese”.

La Guerra del Paraguay fue el genocidio más grande del siglo XIX, es la historia más ocultada de nuestra historia. Se necesitó de los ejércitos más poderosos de aquel momento y el respaldo del Imperio Británico para vencer la heroica resistencia del pueblo paraguayo. Fueron asesinados aproximadamente un millón de paraguayos y se puso fin al intento de desarrollo autónomo y proteccionista más importante de América del Sur de aquellos años.