“LA GENTE DEBE SABER QUE GRAN PARTE DEL PERIODISMO ARGENTINO SE CONSTRUYE BAJO CÁMARAS DE VIGILANCIA Y POLICÍA PRIVADA RECORRIENDO LOS PASILLOS”
La semana pasada, Canal 13 impidió por segunda vez que los delegados Ricardo Junghanns (gorra en la foto) y Marcelo Moreira (a la derecha de Junghanns) se reincorporen a sus puestos de trabajo, a pesar de contar éstos con tres fallos favorables por parte de la Justicia, que consideró que los despidos fueron producto de actos discriminatorios y persecutorios y, por lo tanto, ilícitos. Al respecto, nos cuenta Ricardo Junghanns:
Estamos absolutamente acostumbrados a que la empresa Canal 13 / TN desconozca los fallos judiciales. Desde 2009 en adelante hemos venido acestándoles golpes importantes desde el punto vista judicial. La justicia dice que, efectivamente, tanto Marcelo Moreira como yo somos empleados de Canal 13, Somos delegados de los compañeros de prensa. Hoy el canal tiene que resolver de alguna manera que sus trabajadores puedan ejercer los derechos constitucionales que nos corresponden: elegir sus representantes gremiales y nosotros ejercer nuestro rol como delegados. Nosotros seguimos organizándonos, estamos intentando volver a ingresar al canal tantas veces como sea necesario para tomar nuestros puestos de trabajo. Estamos haciendo asambleas y uno de los primeros objetivos es redoblar la apuesta y volver a convocar a elecciones. El mandato se nos vence a fin de año, estamos convocando a nuevas elecciones delegados y aunque no le guste al canal las urnas volverán a entrar. Aunque no le guste a Clarín, los trabajadores de prensa volverán a votar y, obviamente, trabajaremos como lo hemos venido haciendo por responder a la extorsión permanente que significa ser un trabajador de prensa en ese multimedio.
¿En que se ampara el canal para desconocer la reincorporación de los delegados ordenada por la Justicia?
La única respuesta que siempre ha dado el canal es el autoritarismo y la fuerza; poner policía privada en la puerta y echar mano de la policía federal para generar un marco intimidatorio frente a la posibilidad de que dos laburantes ocupen su puesto de trabajo. No es sólo violencia simbólica, sino efectiva. No nos llama la atención, porque la gente debe saber que gran parte del periodismo argentino o de las editoriales importantes del país se construye bajo cámaras de vigilancia y policía privada recorriendo los pasillos. Es muy difícil imaginar que en esa escenografía pueda haber libertad de prensa y pueda uno construir opiniones en libertad.
¿Cómo es hoy la relación de ustedes con el resto de los compañeros del canal?
Hay opiniones diversas, muy conflictivas. Hay que imaginarse que la situación del trabajador de prensa de un monopolio como Clarín, en una situación política tan conflictiva, donde la agenda está marcada por el grupo y el Gobierno… Nosotros siempre decimos que atrás hay muchas familias, y hay compañeros que pueden tener opiniones diversas, pero a mí me parece que lo principal es que todos están preocupados por tener una respuesta digna desde el punto de vista profesional. El problema es que se trata de una empresa con un modelo absolutamente autoritario de trabajo, y ser dignos en ese marco es muy conflictivo. Los que no ven la problemática desde esa perspectiva es porque han dejado de ser periodistas y se han convertido en operadores políticos. Eso lo sabemos todos, sabemos quiénes son, está a las claras. Hay muchos que han dejado de ser periodistas.
¿Qué es lo que les están transmitiendo sus compañeros desde adentro del canal?
La presión es permanente. Hay un clima extorsivo en todo sentido, tanto desde el cuidado de la editorial como desde el modo en que se manifiesta la política nacional hacia el interior de la empresa. Que la política esté atravesada por la pelea Gobierno-Clarín no significa que sea el eje del problema. El eje del problema tiene que ver con desmonopolizar los medios de comunicación, por descentralizar lo que fue acumulándose en manos de muy pocos desde la dictadura, pasando por la década del 90. Todo esto se acentuó, de alguna manera, como un modelo que ha ido en detrimento de los trabajadores. Con la monopolización de los medios, han sido tantos los trabajadores despedidos, precarizados, que han tenido que trabajar en condiciones muy difíciles desde el punto de vista legal… se le hace muy difícil mantener una opinión independiente. Fuera del estatuto del periodista, ¿qué opinión independiente se puede sostener? Toda esta política atenta esencialmente sobre la libertad de expresión.
Bienvenido entonces el enfrentamiento de este gobierno con los monopolios mediáticos, sobre todo con Clarín…
El tema de superar las leyes de la dictadura no es sólo contraponer una ley con otra, sino echar por tierra un modelo autoritario que para los argentinos significó mucha sangre. No hablamos de simples leyes. Después de casi 30 años los argentinos comienzan a superar algunos de los problemas centrales de que lo que se constituyó como modelo de país a partir de la dictadura militar que nos dejó 30 mil compañeros desaparecidos, y en el caso de los periodistas cientos de compañeros desaparecidos. Desde lo peor de la historia argentina se ha consolidado un modelo de país y de medios de comunicación que lo sostienen que realmente a nosotros nos preocupa. Lo decimos claramente en nuestra última carta. Ver hoy las imágenes de Ernestina Laura Herrera de Noble inaugurando empresas apropiadas con el dictador Videla genera escalofríos: no sólo hay responsabilidad respecto de posibles delitos de lesa humanidad sino también en todo lo que significó la Argentina posterior incluso desde el punto de vista cultural. ¿Cuánto hay de la Argentina no superada en todos estos años? Digamos que se manifiesta en los medios de comunicación. Las clases dominantes fueron y son conscientes de que necesitaban un cambio y de que los medios eran necesarios para controlar el poder. En sociedades complejas como las nuestras, es mucho más efectivo dirigir un diario, una radio o un canal que controlar un tanque de guerra.
¿Qué trabajo hacés exactamente en Canal 13?
Yo soy un editor. En televisión –a diferencia de la gráfica, donde el editor es responsable absoluto de la noticia–, el editor es quien monta la imagen, arma las noticias y tiene responsabilidad directa con los contenidos.
¿Cómo fue evolucionando el control de los contenidos en el canal?
El control de los contenidos ha ido creciendo a lo largo de todos estos años. Desde hace 12 años, he ido viendo cómo los niveles de control se fueron agudizando. Por muchos motivos: se fue tensando la situación política argentina y comenzó a desnudarse claramente la disputa por modelos distintos de país. Eso es evidente, sobre todo en la coyuntura actual, donde comienzan a quedar claros, desde la guerra del campo en adelante, dos modelos absolutamente antagónicos de país. A eso se le suman elementos nuevos, que tiene que ver, por ejemplo, con el uso de nuevas tecnologías: la digitalización de la información hace que los niveles de control sean mucho más efectivos e inmediatos. Lo que antes se resolvía desde el contacto humano, desde la posibilidad de que un jefe lea o no lea una nota, hoy se resuelve con tecnologías digitales. En el exacto momento en que uno está escribiendo, trabajando, editando, elaborando imágenes, lo hace públicamente, ya que en ese mismo momento muchos los actores pueden estar compartiendo esa misma información. Por lo tanto, las nuevas tecnologías digitales, si bien democratizan en el sentido más amplio la circulación de la información, y hasta se diría que generan un espacio de promiscuidad en el que todos podemos compartir e informar casi de manera inmediata, por otro lado hacen que ELLOS participen desde un lugar protagónico, ya que son los dueños de la tecnología y por lo tanto generan niveles de control sobre esa información, que en definitiva es esto que pasa.
¿Cuándo arranca el conflicto?
A fines de 2008, pero arrancamos mucho antes con el esfuerzo de organizarnos. En 2008 dejamos la etapa clandestina de organización. Parece un chiste pero es literal, estuvimos mucho tiempo trabajando de manera clandestina hacia el interior del canal porque sabíamos que de otra manera no sobreviviríamos como organización de los trabajadores. Incluso, algunos de los reclamos los hicimos sin darnos a conocer, por temor a no poder sobrevivir al reclamo. Después de mucho tiempo, sobre todo cuando el canal decidió producir algunos cambios de jefaturas, en especial en el área de TN, comienzan a despedir compañeros y nos damos cuenta de que la única forma de poner un freno al despido masivo era organizarse, romper el trabajo anónimo y salir y tomar el espacio público del canal, lo cual significó que nos despidieran a no menos de 15 compañeros en ese momento, compañeros importantísimos, de muchos años en el canal, gente muy querida. Allí surge el reclamo colectivo de organizarnos. Más de 80 nos afiliamos al gremio y nos planteamos las primeras elecciones “libres” de delegados, después de 11 años sin comisión interna representativa. Sabíamos que la última experiencia en el grupo había sido la del diario Clarín, con más de 100 despedidos en aquel momento. Creímos que la pelea valía pena. En el medio estaban nuestras familias, porque no sólo se discutía la libre sindicalización sino también convenio colectivo de trabajo, estatuto del periodista, etc. Creo que fue exitosa, porque la ganamos a pesar de que se encargaron de prohibir el ingreso de las urnas al canal. Franco Cosentino dijo públicamente que las urnas no entrarían y que los trabajadores de prensa no podrían votar. Votamos, fuimos elegidos. Marcelo y yo fuimos despedidos, pero quedaron seis compañeros trabajando en el canal con un paraguas institucional y político, y aun siguen representando a los compañeros a pesar de que la empresa se niega absolutamente a reconocer a la comisión interna de delegados.
¿Cómo fue la relación con los capitanes de Magnetto?
Te voy a contar una anécdota, justamente en relación con el tema de monopolización y la concentración de los medios. En junio de 2008, Carlos D’Elía, gerente del canal, nos anuncia la fusión técnica de Cablevisión y Multicanal. En ese marco, se nos anuncia que eran más de 250 los canales que iban a formar parte del conjunto de empresas dirigidas por Artear. Para eso destacaban un nuevo ámbito gerencial que tenía que ver con homogeneizar los contenidos propuestos desde el área de noticias de Artear Interior. Y fue increíble, porque una de las frases que nos quedó a nosotros grabada tenia que ver con que los compañeros que fueran destacados a estas tareas de homegeneización de contenidos deberían ser “como el General Roca, en el buen sentido, extendiendo esas fronteras de la información hacia el interior". A nosotros nos pareció un anuncio de la guerra que se venía. Y evidentemente hoy está claro cuál es el posicionamiento de la empresa y el grupo en el debate nacional, y en todo caso nos pareció también un mensaje muy crudo respecto de cuál iba a ser el nivel de tensión en cuanto al control editorial de la empresa. Y bueno, bastaría hacer un recorrido general en cada una de estas emisoras a nivel nacional para saber qué se está diciendo, y uno se da cuenta de que lo que se dice es más de lo mismo.
¿Cómo impacta la sanción de la Nueva Ley de Medios sobre los trabajadores de prensa del monopolio?
Se dio una situación extorsiva. La nueva Ley de Medios es utilizada de manera directa como una extorsión hacia los laburantes. Todo el mundo vive una situación de mucha presión pensando que, desde una situación evidente de desinversión futura, la conclusión sea el despido masivo. Nosotros decimos: no puede ser que esto lo paguen, como siempre, los laburantes. Decimos que esto es una responsabilidad de todos: salir a hacer cumplir las nuevas leyes de la democracia, porque estamos convencidos de que significan más empresas, más laburo, y con firme la convicción de que no tenemos que dejar extorsionarnos de ningún modo por estos tipos.
Caniche Pipo
Es imperioso que claramente se transmita a los compañeros trabajadores de esas empresas que seran desguazadas, que tendrán estabilidad laboral asegurada. Que obviamente no es lo mismo ni tienen un ápice que ver Morales Sola que el portero del canal, que es nuestro compañero y a quien el gobierno popular le debe asegurar su empleo.
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