sábado, 11 de abril de 2015

Solo una reflexión

La militancia es resignar ambiciones personales, legítimas o no, por la construcción de un nosotros. Cada militante tiene un lugar que ocupar en su organización. A cuanto mas alta es su responsabilidad, más influirán sus aciertos o sus errores. Estos son parte del crecimiento de cualquier ser humano, nadie es perfecto, ni nadie nace sabiendo a la política. Por eso la humildad y el escuchar para aprender, son virtudes que multiplican el conjunto. No es cuestión de años o de historia, la mochila de victorias y fracasos no da derechos sobre los mas jóvenes. Es el hoy y el ahora lo que reafirma las luchas pasadas. Los años generan juicios y prejuicios. La sabiduría de la calle (territorio) nos da la posibilidad de enfrentar juicios y prejuicios para generar los nuevos paradigmas que reaviven el sueño histórico de una Patria Justa, Libre y Soberana. 

Los jóvenes de pensamiento son en general conservadores a la hora de actuar, sin proponérselo, repiten historias conocidas y leídas de antemano. Los jóvenes de espíritu son los revolucionarios. Son los que obligan a ir por mas, son los que ponen los mojones delante en el camino. No es una cuestión de edad cronológica, es simplemente una condición humana que, algunos tienen y otros no. En general los espíritus libertarios queman el cuerpo en su propia llama de pasión por lo que todavía no es. Y no hablo de vanguardias iluminadas. Hablo de hijos del pueblo que abren caminos en sintonía con el nosotros. 

 El Chino.

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