DE TRAIDOR A VEDETONGA

¿Un milagro argentino?
¿Un aborto opositor?
¿Nace una nueva estrella de la Revista Porteña?
¿Una nueva Zulma Lobato?

Como buen traidor del Peronismo, el escorpión de Anillaco se convirtió en la vedette del cipayaje vernáculo.

A la opositora Unión Democrática del Clarinete le gusta coquetear con traidores: Cobos, Redrado, Alberto Fernández, Carlos Reutemann, etc., etc., etc. Pero esta vez el traidor que eligieron tiene aires de primera vedette del Maipo y su precio es un poco mas elevado que el de las anteriores chiruzas del barrio de Constitución, muy frecuentado por el Dr. Sabsay.

El cornudo de Anillaco se quedó en el camarín mientras el resto del elenco de la obra "La Noble Ernestina" estaba listo para la función del miércoles último por la tarde, que se transmitía por Cadena Nacional Destituyente a todo el País.

Las principales vedetongas hasta ese momento -Gerardo Morales, Rodríguez Saa, Juan Carlos Romero y el "Pombero" Giustiniani- comenzaron con los primeros pasos del espectáculo dirigido y escrito por el Departamento de Estado de los EE.UU., montado por el Grupo Clarín y producido por el establishment financiero. Todo bendecido en tiempo y forma por la Chanta Iglesia Católica Argentina.

Con la Marcha Militar Avenida De las Camelias de fondo y las bailarinas haciendo su coreografía, el cómico Nito Artaza comenzó con su humorada. No eran muy malos sus chistes, pero el público, o mierda oficialista, no se reía.

Las vedetongas y bailarinas seguían revoleando plumas. El turno del humor le tocó al brillante comediante cordobés Luis Juez. Dueño de un estilo picaresco y mordaz, el clarinetista de la Docta se esforzaba por atraer al público (mierda oficialista) que a esa altura se estaba poniendo un tanto molesto viendo que al elenco le faltaba la vedette 37.

Y la cosa no tardó en convertirse en un escándalo.
Alguien del público (mierda oficialista) gritó:

-"Nos prometieron 37 integrantes del elenco y acá hay 36; sin nosotros no hay espectáculo, así que nos vamos".

El espanto y la desorientación se hizo presa del elenco Clarinetista.

-"Es un papelón!" - gritó la más entrada en grasas de las vedettes-

-"Qué va a decir la Señora de Noble, que estamos saliendo en vivo en todo el País"- se lamentaba Gerardo Amorales.

-"Los productores no nos van a querer pagar el caché"- le decía en voz baja la corista Morandinni al utilero Ramón Mestre.

Las luces del teatro se iban apagando, los integrantes del elenco daban las explicaciones necesarias a la prensa alcahueta. El público o mierda oficialista se juntaba en la puerta principal cantando su marcha preferida. La obra fue un fracaso, y todo por la Vedetonga Riojana que no salió a escena.

Pero ¿dónde estaba el "Calo" de Anillaco?

Extraoficialmente podemos decir que todo el tiempo estuvo en su camarín jugando con su colección de ositos Winnie Pooh, muy contrariado y triste por no haber sido consultado sobre qué atuendo iba a lucir. Tampoco se le preguntó en qué lugar de la marquesina iba a aparecer su nombre. Pero dicen que lo que más lo mortificó fue que no lo hayan dejado dar la bienvenida en Inglés a la mierda oficialista (público).

¿Un forro? ¿Un hijo de puta? ¿Un vendido al público (mierda oficialista)? ¿Una vedetonga despechada? ¿O el padre de todos los traidores?

Los medios de "comunicación" se debaten buscando respuestas. En una semana se sabrá el final de esta obra. Los Caniches de Perón se los adelantamos: "el Calo de Anillaco va a traicionar a todos, es su naturaleza..."

El Caniche Chino