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Los tiempos que corren, son tiempos arduos. De militancia diaria, de abrazos cotidianos, de broncas y puteadas, de blanco sobre negro. Nadie duda que nos jugamos el futuro, por eso todos, compañeras y compañeros, tenemos la palabra a flor de piel, la lucha en cada gesto. Son tiempos de pensar rápido y actuar en consecuencia. El enemigo esgrime sus ataques más virulentos de los últimos tiempos a esta parte porque sabe que vamos por la Historia. Casi no podemos detenernos. Sin embargo, casi en silencio, las Abuelas, nuestras Abuelas, nos siguen marcando el camino. Con sus esperanzas intactas a pesar del transcurso del tiempo, con su optimismo militante, con su paso lento pero que no se detiene ante nada.

Hoy anuncian, como lo hacen siempre, con esa simpleza y ese candor, con la humildad que portan como estandarte; la recuperación de otro nieto.

Y los viejos enemigos de la Patria, los que quisieron condenarnos a muerte los sueños de justicia, los que pensaron que había terminado la historia, los que nos amordazaron, torturaron y desaparecieron 30.000 hermanos, los que se robaron 500 chicos; hoy tienen otra prueba más que no pudieron. Que la memoria nos mantiene vivos y alertas, redoblando esfuerzos para recuperar los sueños colectivos.

Y lo aprendemos todos los días en las manos, las caras y el corazón curtidos de las Abuelas de Todos.

Caniche Nico