martes, 23 de junio de 2009

LOS EXPEDIENTES SECRETOS DE LOS CANICHES DE PERÓN


Queridos compañeros, a continuación hacemos pública la información que todos los medios nacionales buscaron infructuosamente la semana pasada: el génesis de Los Caniches de Perón. Amados por el General y la Abanderada de los Humildes, odiados por Isabel y López Rega, Los Caniches –¿qué duda cabe?– ocupamos un sitial de honor en el olimpo del Movimiento Nacional Justicialista. Toda la historia de la Rama Canina, maravillosamente narrada en este pasaje del libro “Vida de ilustres perros”, reproducido por la revista "Veterinaria Argentina".
Los Caniches del General
El general Juan Domingo Perón (1895-1974) fue un decidido amante de los perros, sin importar si fueran mestizos o de raza. Un quiste hidatídico localizado en el hígado, ya calcificado para la década del 60, daba fiel testimonio de ese amor, fruto de una crianza de campo en medio de decenas de compañeros de juego cuadrúpedos.

Sin embargo, su recuerdo ha quedado íntimamente ligado a la raza caniche. Las imágenes hogareñas de sus años de exilio en España, y el corto tiempo de vida en la Argentina desde su regreso hasta su fallecimiento, suelen reflejar la simpatía que Perón tenía hacia esa raza. ¿De dónde provenía esa particular debilidad? No lo sabemos exactamente pero ya hay antecedentes de ella desde su segundo matrimonio. Existe una fotografía muy conocida en la que posó junto a María Eva Duarte (1919-1952), sosteniendo cada uno un caniche. Ellos eran Tinolita, la preferida de Eva que le había sido regalada por el empresario armador Dodero, y Monito, el perro de Perón.

Durante la década del 50 fue el veterinario de esos caniches el Dr. Guillermo Carlos Segata (1917-2000) quien trabajaba en la veterinaria Paul Hnos. Esta firma era, en esos años, la más renombrada del país en cuanto a clínica de pequeños animales.

Al fallecer Eva, fue Nelly Rivas –una chica que pertenecía a la Unión de Estudiantes Secundarios– quien comenzó a ocuparse especialmente de los perros. Junto a Monito asistía a la proyección de películas en la residencia presidencial. “Según Nelly, los perros fueron la causa por la que decidió instalarse definitivamente en la casa presidencial. Muchos años después, la joven aseguró que se había encariñado tanto con Monito que convenció a Perón de que la dejara llevárselo por las noches para traerlo por la mañana. Pero una mucama le dijo que Tinolita, la caniche de Evita, lloraba toda la noche la ausencia de su compañero“.(1)

Al producirse el estallido de la Revolución "Libertadora", la pareja quedó a su cuidado. Después se publicó una supuesta carta de Perón a Nelly en la que le pedía que le cuidara los perritos y cuando viajara a Asunción le llevara los dos.

Rivas nunca viajó, pero le envió dos hijos de la pareja: Canela y Negrita (o Picha). Los padres se quedaron con ella y fallecieron de viejos.

Un detalle que muy pocos saben es que cuando fue allanada la finca de la calle Suipacha 1034 (sede de la Unión de Estudiantes Secundarios, rama Femenina, desde julio de 1953), se encontró una pareja de boxer, de color canela. Entre quienes participaron del operativo estaba el estudiante de veterinaria Miguel Ángel Álvarez Morales quien invocó esa condición para hacerse cargo de los perros. Los llevó a su domicilio particular en la calle Rivadavia y más tarde los trasladó a un campo de su propiedad. Con el tiempo tuvieron crías y fallecieron de causas naturales.(2)

Canela y Negrita se reunieron con Perón en Venezuela. Fueron llevados allí por el embajador de Haití, Jean Brierre, a quien, en custodia, se los había entregado el suboficial Andrés López, que se exilio junto con los militares del 9 de junio. Cuenta este que: “Cuando los llevamos al fin al departamento del general en Caracas, le abrimos la puerta un poquito y largamos a los perritos. Le caían los lagrimones al Viejo, pero los desgraciados no le llevaron el apunte, porque se habían acostumbrado a mí, que los cuidé por mucho tiempo, y se venían conmigo“.(3)

Al caer el presidente venezolano, General Pérez Jiménez, Perón se vio obligado a partir hacia la República Dominicana. Para esa época, la pareja ya tenía una cría. A los pocos días de llegado a su nuevo asilo arribaron Roberto Galán y su esposa Olga, que trajeron desde Caracas algunas de las pertenencias de Perón. También tenían a su cargo a Canela, Negrita y sus cachorros, que les fueron entregados en la noche de la revolución por los escasos seguidores que el general tenía en Caracas.

Durante los años de exilio, los caniches fueron atendidos por el veterinario Gilberto Lerena, quien también se ocupaba de los caballos del acaudalado Jorge Antonio, íntimo amigo de Perón.

De su estada en Madrid, en la quinta conocida como “17 de Octubre” de Puerta de Hierro, se conoce una sabrosa anécdota que demuestra el cariño que el caudillo tenía a sus perritos.

Un ex secretario general del sindicato de los ferroviarios, de apellido Chávez, solicitó una entrevista con el General a fin de informarle sobre la situación de su gremio.

En aquel entonces la agenda de Perón era sumamente ajustada pues muchos eran los que iban a visitarlo a fin de mantenerlo al tanto de la situación nacional así como pedirle consejo sobre la política a seguir con el movimiento. El secretario personal, José López Rega, se encargaba de ultimar los detalles del encuentro haciendo las veces de filtro en unos casos.

Cuando Chávez consiguió su audiencia, después de meses de espera, llegó a la quinta y allí se enteró por intermedio de López Rega, que contaba sólo media hora para conversar con Perón. Este lo recibió en su jardín en compañía de sus dos caniches blancos. Juntos caminaron hacia la Biblioteca y allí fueron también los dos perritos que no paraban de hacerle fiesta al recién llegado. El dirigente sabía que no podía perder un minuto de su entrevista pues eran años de lucha los que debía resumir en ese corto tiempo. Mientras, Perón gozaba de ver a sus caniches jugueteando con el visitante, a quien le hacía notar la alegría y cordialidad que manifestaban por su llegada. No era esta la opinión de Chávez a quien realmente le molestaba el constante tironeo de sus botamangas y el rasguño producido por las finas uñas de los perritos. Esto entorpecía la hilación de su discurso y dispersaba la atención del general mientras el tiempo se consumía. López Rega espiaba detrás de la puerta de la Biblioteca, dando a entender que faltaba poco para expirar el encuentro.

Chávez comprendía que se le iba su oportunidad. Tantos meses aguardando este momento y dos miniaturas de perro venían a arruinarlo. Mirando su reloj notó que ya quedaban pocos minutos, entonces, presa de una furia instantánea se levantó, afirmó bien sus pies en el suelo y apuntando al primer caniche que se le cruzó en el camino le estampó un tremebundo puntapié en el polo opuesto a la cabeza. El can inició un corto vuelo que finalizó repentina e inesperadamente en una de las paredes de la habitación. Y así como terminó el viaje aéreo del can, también acabó la carrera política del dirigente, al menos en el peronismo.

Por un artículo aparecido en la revista Primera Plana del 21 de abril de 1964, firmado por el redactor Osiris Troiani, nos enteramos de que en ese momento eran tres los caniches de Perón. La entrevista que Esteban Peicovich le efectuara al año siguiente nos indica los nombres de esos tres canes gracias a una descripción que el General hace de su vida cotidiana: “Vuelvo a las 19. Juego con los perritos, que me entretienen mucho. Canela ya tiene diez años, es el abuelo. Es un exiliado como yo y me ha seguido en todas. Tinola, la madre, tiene seis, y Puchi, la hija, dos. Son grandes amigos míos. Canela, por ejemplo, es auténticamente un perro. Algunos suelen educar a los perros como si fueran hombres. Hay que dejarlos que sean perros. No contagiarles cosas de hombres; les hace mal".(4)

Una entrevista posterior, de diciembre de 1968, reduce el número a dos (Canela falleció en 1966). Son las hembritas Kimona y Puchi, a las que se agregan –en la fauna doméstica– una veintena de canarios.(5)

Para 1972 dos eran los caniches enanos que lo acompañaban: Puchi y Canela.(6) Una nueva muestra del cariño que Perón profesaba hacia sus perros fue la vuelta de la entrevista que mantuvo en el Palacio del Pardo con Franco, en 1973, a su quinta 17 de Octubre. Las filmaciones muestran como Perón, en la puerta de su residencia, se deshace en caricias a su pareja de mascotas debiendo secarse continuamente la saliva que Puchi le deja en su rostro, al tiempo que se excusará ante los periodistas para no concederles una entrevista porque “hace una semana que no me bajo del caballo“. Finalmente abandona el acoso periodístico cargando a Canela en sus brazos y jugando con ella delante de todos los presentes. Ni Cámpora, López Rega, Isabel o algún otro integrante del círculo que lo acompañaba participaron de estas demostraciones afectuosas hacia los animales.

A su vuelta definitiva a la Argentina, en 1973, Perón trajo consigo esa pareja de su querida raza enrulada. La hembra, mayor, era de color blanco y rondaba los once años de edad. Canela, de color beige, tenía unos 5. Puchi padecía entonces de neoplasias mamarias ya manifiestas en España. Aquí fue operada exitosamente por el Dr. Oscar E. Resburgo, quien fue el veterinario de cabecera de los dos animales hasta el fin de sus días. Puchi y Canela sobrevivieron al General –que falleció el 1 de julio de 1974– llegando hasta los 17 y 13 años de edad respectivamente.(7)

En marzo de 2004 la filial italiana de la casa de remates Christie's sacó a subasta diversos objetos que estaban en la residencia madrileña de Puerta de Hierro, ubicada en Navalmanzanos 5. Entre ellas figuró la lápida que cubría la tumba de Canela y en la que se halla la siguiente inscripción:
Canela, el mejor y más fiel de los amigos 1955-1966. Era pequeña, gris, de piedra y para la fecha del remate estaba partida. Se remató en 1.900 dólares.(8)

Un detalle poco recordado es que Perón firmó algunos de sus escritos con seudónimo. Uno de ellos fue Bill de Caledonia, nombre que evocaba a uno de sus perros.(9)

Una interesante observación es que el amor hacia los animales que manifestó Eva no fue compartido por la última esposa de Perón, María Estela Martínez. En su caso se puede decir que los toleraba, pues era evidente el cariño que su marido les profesaba.(10)

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(1) Bellota, Araceli: Las mujeres de Perón, Buenos Aires, Planeta, 2005, p. 158.

(2) Comunicación personal del Dr. Miguel Ángel Álvarez Morales.

(3) Castrillón, Ernesto G. y Luis Casabal: “Los recuerdos del guardaespaldas de Perón”, en Revista del diario La Nación correspondiente al domingo 8 de noviembre de 1998. López agrega que uno era canela y blanco y el otro negro, muriendo ambos en España.

(4) Citada en Lanata, Jorge: Argentinos, Buenos Aires, Ediciones B, 2003, tomo II, p. 161.

(5) Agostinelli, Alberto: “Entrevista a Juan Domingo Perón”, en revista Siete Días, diciembre de 1968.

(6) Goldar, Ernesto: “El retorno de Perón”, en revista Todo es Historia, Nº 304, noviembre de 1992, p. 19.

(7) Las edades son aproximadas. Comunicación personal del Dr. Oscar Emilio Resburgo.

(8) Información publicada en Diario Página 12, ediciones correspondientes al domingo 14 de marzo y viernes 19 de marzo de 2004

(9) Chávez, Fermín: Historia Argentina. Orígenes de la Argentina contemporánea. La soberanía (1943-1946), Madrid, Oriente, 1980.

(10) Igualmente, cuando se produjo el golpe de Estado que la derrocó, fue trasladada a la residencia El Messidor, en Neuquén, con su mucama, la española Rosario, sus dos caniches y su jefe de custodia [Viau, Susana: "Una mujer débil", en Diario Página 12, Buenos Aires, 13 de enero de 2007].

7 comentarios:

  1. Error estrategico el del tal Chavez. Nadie toca a un caniche de perón!! jeje

    Marcelo (un boxer de Pe´ron)

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  2. Morales Solá, ese GRAN hijo de puta escribió en la Nazion del 24/06/09….” “Organizaciones paragubernamentales, como el grupo La Cámpora, anunciaron que harán concentraciones en la noche del domingo en las puertas de medios de comunicación…”A veces parece que estos gorilas cretinos no hubiesen aprendido nada desde el 76 a esta parte, ni los 30.000 compañeros que nos faltan, ni el relato feroz de los que sobrevivieron, ni la indignidad crepuscular de los genocidas…
    Reafirmo hasta los huesos y gritando mi voto a este gobierno nacional, popular, peronista, con justicia social, con memoria, con proyectos, democrático.
    Este gobierno que ha vuelto a poner a la política en la agenda publica, liberándola del secuestro extorsivo al que la había sometido el capital…
    Se le nota a Ud. la nostalgia, la necesidad imperiosa de contar con unas fuerzas armadas ante las cuales denunciar a los miembros de estas “organizaciones paragubernamentales”, para que nos torturen, nos asesinen, nos desaparezcan…
    Sr. Morales Solá, sepa usted que “La Campora”, como la gente del movimiento Evita, como los compañeros de “putos peronistas”, como los militantes de las organizaciones sociales y de los movimientos de base y como todos nosotros no somos “organizaciones paragubernamentales”, somos apenas un grupo de personas que hemos recuperado para nosotros la militancia, la voz y el espacio público.
    Con alegría, con insolencia, con convicciones…con política, Sr. Morales Solá, eso de lo que usted escribe tanto y comprende tan poco. Eso que hace que nosotros este domingo defendamos una idea, un proyecto de país y una convicción profundamente ética de que es posible seguir haciendo entre todos un pais justo, libre y soberano.

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  3. Excelente recopilación!!!

    FELICITACIONES y gracias (me lo copio y me lo llevo),

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  4. Algo conocía. Pero la detallada narrativa pudo satisfacer la curiosidad histórica y anectdótica. Gracias cumpas por la publicación. Para guardarla ...

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  5. Luzbelita:
    BRILLANTE SU RESPUESTA AL GORILA MORALES SOLA!!!

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  6. Banco al licenciado Ravinatti, del programa Reincidentes de la AM 740 que fue el primero en reivindicar el rol de Canelita en la futura doctrina peronista!!!.

    Aguanten los caniches.

    El Topo de Perón

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  7. Los amo "mis niños preciosos", les dejo un saludo de Tinolita (que está con Evita. Maria

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