Buena, bolú “Increíble bolú, es como hacer snowboard pero sin tablita y rodeado de primates”, dijo exultante el Niño Francisco. “Te lo dije, macho, estos gustos hay que dárselos en vida, son experiencias amigables; qué sé yo, es como comprarte una camisa marca Gatopardo… ¡Lo que se perdió Felipe por quedarse tejiendo, y no precisamente alianzas, con Claudita Rucci!”, rubricó el Niño Mauricio mientras barrenaba con sus charolados de una pieza sobre el fango, a punto de irse de nuca sobre el bostazo de un percherón de la zona.
Fue en el barrio "La Loma" de Lomas de Zamora, donde luego compartieron unos mates con la peonada, que para colmo de males les recordó que había logrado generarse trabajo gracias a los créditos que les otorga el “Banquito de la Buena Fe” que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social.
Indignado, el Niño Mauricio le susurró al oído al Colo: “Don’t worry Francisco, son los últimos efluvios a colonia barata. Como dije ayer, el ciclo kirchnerista está terminado, vamos a cumplir con una transición civilizada”.
Mientras esto sucedía, se comía palos de todos los colores por aquellas poco felices declaraciones. Como el garrotazo de Aníbal Fernández: "Todos los ciclos de los demás van a terminar esperando que el de Macri arranque, se ponga media pila triple A, y se ponga a laburar un día; eso es imposible”.
Ay Mauri Mauri, ya te lo había dicho Franco cuando eras pichón de garca: el límite es avenida Rivadavia; si la cruzás, no hables con nadie y volvé antes de las 9 para el baño de burbujas.
Caniche Pipo
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