miércoles, 1 de abril de 2009

DOBLADA, ALLÁ DONDE NO DOBLA


“Cada gol de Bolivia era un puñal en el corazón, qué querés que te diga... Era un puñal, nada más”, dijo Diego luego de la goleada sufrida en las alturas paceñas. “Nos ganaron bien y no hay nada que decir, hay que volver a empezar. El resultado es inexplicable, cada vez que llegó Bolivia, marcó. Bolivia jugó un buen fútbol y nosotros no hicimos absolutamente nada de lo que veníamos haciendo”, simplificó el Diez con brutal honestidad.

Ahora van a venir los otros “puñales”. Los de Sanfilippo, los de Ramón Díaz y los de tantos carroñeros que respiran gracias a la desgracia ajena. No se olviden de decir “equipo largo”, “volumen de juego” u “oxigenar el mediocampo”. Que se curtan, tienen que nacer de nuevo para pelar la mitad de lo que peló el Diez.

Es posible, también, que tanto el 4-0 con Venezuela como el 6-1 con Bolivia respondan a acuerdos superestructurales Kirchner-Chávez-Morales. En ese caso, la culpa la tiene Néstor. Y en última instancia, todo sea por el fortalecimiento de la unidad de la región, y por el gas, que se avecina el crudo invierno, y “el hombre –como decía González Tuñón– necesita de la buena lumbre, de la buena carne y de la mujer, siquiera dos veces a la semana”.

Otro 6 a 1 ya habíamos digerido con Checolosvaquia en Suecia ’58. Con una particularidad: aquel arquero también se apellidaba Carrizo. Ni hablar del 5 a 0 con los cafeteros en el Monumental. ¿Y? ¿Se murió alguien?

Lo que no se ha dicho es que Diego sigue demostrando que es distinto. Vacunó a los ingleses con la mano y con el mejor gol de la historia; ganó un Mundial solito y un subcampeonato en una pata, sin uña; erró un penal que casi nos deja afuera. Y ahora sus dirigidos se comen 6 pepas a 3.600 metros de altura. Cada pepa un puñal. No tiene términos medios: va del cielo al infierno, y viceversa, sin escalas. No sabe vivir de otro modo. Por eso tiene platea en el olimpo celeste y blanco, al lado de Gardel y de Perón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Volvemos a dejar libre la posibilidad de comentarios. Estuvimos obligados a moderarlos por la cantidad de trolls que intentaban desvirtuar el debate. Pero bueno, preferimos que sean ustedes mismos los que, coincidan con nosotros o no, pero perticipan de buena leche; quienes ignoren a los tontos o maquinas de ensuciar, hasta que eliminemos su mugre.